El concepto de necesidades educativas especiales (NEE) se acuñó desde los años 70, pero comenzó a hacerse popular por el Informe Warnock en 1980, elaborado por la Secretaría de Educación del Reino Unido en 1978. En este artículo se hace hincapié en las ayudas y apoyos que necesitan algunos alumnos. El concepto de Necesidades Educativas Especiales pretende sustituir al concepto de Educación Especial. Necesidades educativas especiales resalta el concepto de educación básica como un servicio que se presta a los ciudadanos para que estos alcancen sus máximas potencialidades, y en consecuencia el sistema está obligado a proporcionar apoyos, medios técnicos y humanos para compensar los déficits de los alumnos en el acceso a los aprendizajes básicos indispensables para hacer frente a la vida adulta. Por lo tanto las Necesidades Educativas Especiales son ayudas o apoyos (recursos humanos, materiales, etcétera), para adecuar el modelo pedagógico a las necesidades específicas del alumno.
Todos tenemos necesidades educativas, pero algunas personas tienen necesidades educativas especiales. Estas necesidades son de carácter dinámico, debido a que están unidas a las características personales del sujeto. Las Necesidades Educativas Especiales no tienen por qué estar relacionadas con dificultades de aprendizaje, están enfocadas también para niños que aprenden demasiado rápido y necesita avanzar y aprender más cosas que los demás. Por lo que son necesarias para alumnos con Altas Capacidades Intelectuales, para alumnos con dificultades de aprendizaje y para aquellos que tienen características socioculturales especiales. Para todos los casos, deben hacerse adaptaciones curriculares y buscar metodología o estrategias adecuadas para satisfacer sus necesidades educativas. La atención a estos alumnos debe ser dinámica y evolutiva y adaptarse conforme vayan avanzando las necesidades del alumno.
Por lo que las NEE no están solo enfocadas para alumnos con diversidad funcional. Los alumnos con altas capacidades intelectuales también requieren planes adecuados para sus propias capacidades, para que así puedan sacarle su pleno rendimiento. También hay alumnos que llegan de otros países y tienen diferente idioma, los cuales necesitan adaptarse y adecuar los contenidos educativos para que se adapten favorablemente. Sin olvidarnos de alumnos con familias desestructuradas, de alto riesgo de exclusión social, niños prematuros o con otras situaciones que hacen que el sistema educativo se tenga que adaptar a sus necesidades puntuales o permanentes para que tengan una educación de calidad y obtengan el máximo rendimiento posible. Sólo así podremos garantizar su derecho a una educación de calidad e igualdad.
En países como España en el año 2013 el fracaso escolar se situaba en un 23,5%, sin incluir a los alumnos con discapacidad. Dato espeluznante, que implica que un gran número de alumnos no tuvieron acceso a planes de estudios adecuados y personalizados que les permitiera tener éxito. Si ya sabemos que alumnos con discalculia, dislexia, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Trastornos Específicos del Lenguaje, etcétera, tienen alto riesgo de fracaso escolar, deberíamos anticiparnos y darles los apoyos necesarios para evitarlo.
Si recogemos los datos de prevalencia de Trastorno del Espectro Autista, de discapacidad intelectual, de TDAH, de Síndrome de Down, de problemas motrices, sensoriales, etcétera, un gran porcentaje de alumnos que ocupan las aulas tienen Necesidades Educativas Especiales. Niños que no están bien atendidos por falta de recursos humanos y materiales que necesitamos para cubrir sus necesidades.
La realidad es que los profesionales de la educación no dan a bastos, porque no pueden dar la respuesta educativa necesaria a esta gran variedad de niños que necesitan una programación educativa adecuada. Y todo ello sin tener en cuenta los sentimientos de frustración que sienten diariamente estos niños al no poner llegar a los contenidos que se proponen en el aula por no adaptar los aprendizajes a sus necesidades. De los niños depende nuestro futuro y tenemos que poner todo el énfasis posible en cubrir sus necesidades.
Con respecto al autismo, tenemos que cambiar la mentalidad y no ver el autismo como una deficiencia sino como una diferencia, para así permitir la integración de los alumnos con autismo en aulas ordinarias. Pero es primordial dotar a los centros educativos de las capacidades necesarias para que adecuen el programa educativo al niño y así no perjudicarlo.
Los resultados negativos y cada vez mayores porcentajes de fracaso escolar, son provocados por un déficit en los programas de Necesidades Educativas Especiales. El problema es que si los centros no tienen los medios necesarios para las adecuaciones necesarias, las adaptaciones curriculares, los programas de apoyo psicosocial, los cambios en la metodología, etc.; los cambios no permanecerán y no veremos avances en esta situación. El uso de herramientas educativas y otros instrumentos generan efectos positivos en los alumnos con necesidades, e incluso en el resto de los alumnos.
Por lo tanto es importante comprender que tener necesidades educativas especiales no implica tener menor calidad educativa; es totalmente lo opuesto, implica que gracias a las adaptaciones y programas específicos, podrán cumplir adecuadamente los objetivos curriculares del resto de alumnos sin estas necesidades educativas especiales. Es primordial que los centros educativos puedan disponer de los medios suficientes para poder responder adecuadamente a todo tipo de alumnos, ya tengan TDAH, autismo, dislexia, etcétera… y algo muy importante son los recursos humanos suficientemente bien capacitados para poder abordar el complejo acopio de apoyos que los alumnos puedan requerir.
No solo necesitamos los medios adecuados, sino también una sensibilización empezando desde los más pequeños, para que entiendan que sus compañeros con necesidades educativas especiales no son discapacitados, sino que están capacitados de habilidades diferentes y necesitan aprender de manera distinta a lo establecido. Si unimos los medios materiales, técnicos y humanos necesarios, junto con una sensibilización adecuada de la realidad de las aulas y de las diferencias interindividuales, conseguiremos una escuela mejor y un futuro mejor para todos. No olvidemos que nuestra sociedad depende de los más pequeños.
A continuación os dejo el enlace de una guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva: